sábado, 6 de agosto de 2011

Cuartetos Persas

A las caricias de la luz temprana,
cruzó por el aduar la caravana;
ya sólo rastros quedan en la tarde...
¿Qué de los rastros quedará mañana?


Los árboles frondosos y risueños
pronto serán carbonizados leños;
viejos, los niños; que la vida pasa,
como pasan las nubes y los sueños.


¡Oh Primavera! ¡Oh juventud! ¡Oh engaños!
¡Oh bien fugaz! ¡Oh perdurables daños!
Hoja por hoja se desnuda el tronco,
día por día se nos van los años.


No hay terrestre, grandioso monumento
sin posar en arenas el cimiento.
Con su orgullo y soberbia ¿qué es el hombre?
Una paja movida por el viento.


¿A qué la austeridad? Si joven eres,
corre a pedir el beso a las mujeres;
tal vez el summun de la ciencia humana
es agotar la miel de los placeres.


No dejes por el fruto de Verano
la flor de Primavera; el bien cercano
es el mejor, el único: no vayas
tras el redoble de un tambor lejano.


Retribución o bálsamo a la herida
no esperes en la lucha fratricida:
ni aquí ni allá recibirás la palma,
oh noble combatiente de la vida.


¿A qué purificarte, engrandecerte,
ser el varón incorruptible y fuerte?
Buenos y malos dormirán un día
en la igualdad infame de la muerte.

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